Vivir en falso

Verán, en los últimos días me he dado cuenta de que lo falso está presente en casi cualquier ámbito de nuestras vidas. No me refiero a los top manta con sus falsificaciones de Louis Vuitton más o menos conseguidas (esto lo tenemos prácticamente interiorizado) me refiero a que, de alguna forma, hemos creado entre todos un mundo lleno de ficciones perversas que, ni mi lado más maligno, no hubiera podido llegar a imaginar.

Leía en la prensa hace pocos días que, cuando empezó el cónclave para elegir un nuevo papa, se coló en el interior del vaticano un “obispo falso” que descubrieron por llevar un crucifijo extraño y una sotana demasiado corta (me pregunto si debió adquirir su indumentaria en una tienda de disfraces común). Hoy se publicaba un estudio canadiense que defiende que Mª Teresa de Calcuta no fue tan “santa” como la pintaban, por su sospechosa manera de gestionar la ingente cantidad de dinero que recibía las donaciones y por los cuidados cuestionables que propiciaba a los enfermos.

Las casas reales no se salvan: tienen historias de mentiras, celos, deslealtades , asesinatos y delitos variados como para escribir un serial venezolano.

Facturaciones B, comisiones extraoficiales, dinero que se larga a paraísos fiscales, espionaje entre políticos, causas sociales que sólo son una tapadera para enriquecer a los que ya son ricos… todo ello es el pan de cada día de la actualidad nacional.

En la industria alimentaria también hay engaños porque algunos listos creen que vender carne de caballo rumano famélico como si fuera de vaca suiza, tampoco está tan mal …

Quizás sea la lluvia que me pone triste y me transmite pesimismo pero ¿saben?, al final vivir entre tanta falsedad va dinamitando los principios y la imagen del mundo altruista que aprendí de niña.

0 comentarios

Dejar un comentario

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *