Correr descalzo
Dicen que cuando Estados Unidos se resfría el resto del mundo estornuda…y aunque esta afirmación se refiere a acontecimientos económico-financieros, esta vez la utilizo para una tendencia deportiva.
Ayer leí en La Vanguardia la siguiente noticia: “En Nueva York se pone de moda correr descalzo”. Algunos Atletas y médicos defienden que descalzarse facilita el impacto con la parte delantera del pie, que rebaja el efecto del golpe y, los que lo practican, aseguran que se sienten mejor y que sufren menos lesiones.
No sé si en otras ciudades españolas se vive este deporte con tanta intensidad como en Barcelona. De hecho, las oficinas de dosymedia están situada en la Av. Diagonal donde, cada vez, veo más aficionados a este deporte a cualquier hora del día. Ahí van: equipados con zapatillas de última generación corriendo entre los coches, taxis, autobuses y semáforos. Haga frío o calor…nada parece detenerlos.
Quizás es porque tengo varios amigos que son auténticos fondistas (uno de ellos, Jordi Caba, es prácticamente profesional ) y suelo fijarme en los lineales de las tiendas de deporte y la oferta de productos para esta modalidad que ofrecen las marcas. Durante décadas los departamentos de I+D de grandes firmas deportivas han investigado acerca de cámaras de aire, amortiguación de la pisada, patrones de pronación…y al final va a resultar que, lo que antes era una práctica de autocastigo (véase las procesiones del sur de España), ahora quizás sea el último grito en tecnología deportiva.
Mientras tanto, el mercado empieza a ofrecer alternativas que se acercan a la desnudez del pie.
¿Cuánto tardaremos en ver a atletas barceloneses con los pies sobre el asfalto?