Dosymedia Blog sobre Comunicación, Prensa y Marketing

Capturando la vida

La constancia no es una de mis mejores cualidades, hay que reconocerlo…por eso quizás me ha impresionado el trabajo del cineasta holandés Frans Hofmeester.

Hace 12 años nació su hija Lotte y tuvo la idea de grabarla cada semana desde que llegó hasta…hasta siempre, supongo. De momento, ha resumido la vida de Lotte en dos minutos de imágenes. Además de tener connotaciones emotivas, es un brillante documento donde te das cuenta de la trepidante aventura que emprende el cuerpo humano para crecer y desarrollarse.

Pienso en el ritual de la grabación casera como una costumbre rutinaria para padre e hija que, imagino, les costará abandonar. Me pregunto cuál será el último día y si serán conscientes de ello. Porque, verán, las últimas semanas me he obsesionado con este pensamiento: NUNCA SOMOS CONSCIENTES DE LA ÚLTIMA VEZ DE ALGO.

No consigo recordar cuál fue la última vez que dormí con mi osito de trapo, ni la última que mi madre me dio la mano para cruzar la calle, ni la que mi padre me ató los zapatos. Tampoco soy consciente de la última vez que cambié un pañal a mi hijo, ni de cuando dejé de poder llevarlo en brazos. Sé que no sabré cual es la última vez le que coso rodilleras en sus pantalones rotos, ni cuál será mi último beso de buenas noches.

Me asusta no darme cuenta, porque creo que impide que saboreemos la vida un poco más. Quizás esto pensó Hofmeester y por eso decidió secuenciar la vida en un segundo semanal…

Lotte Time Lapse: Birth to 12 years in 2 min. 45. from Frans Hofmeester on Vimeo.

La jodida historia de amor o la historia de amor jodida

Si os he de ser sincera, al principio, la figura del blogger me pareció un poco freak porque, al fin y al cabo, cualquiera podía escribir sobre cualquier afición y no por esto lo debíamos considerar “periodismo”. Craso error influencia de viejas tradiciones de mi sector profesional, supongo… me retracto humildemente de esta opinión.

Ellos son, sin duda, prescriptores de marcas y productos, auténticos eruditos y líderes de opinión. Tanto es así, que algunos de los medios, llamémosles “tradicionales”, han fichado a bloggers que hablan y dan su preciada opinión sobre temas de moda, de vida, de viajes , de cocina o de cualquier tema que se os pueda ocurrir.

Actualmente soy lectora asídua y confesa de algunos bloggs de distinta índole que me mantienen al día de temas de mi interés más allá de una noticia neutra.

Hace poco, en un recoveco de la plataforma de elle.es, descubrí un pequeño tesoro literario que se ha convertido en mi libro de cabecera. “Manual del buen vividor” escrito por el Guardián entre el centeno es un blog sobre la vida misma escrito con una exquisitez que me atrapa y me evade. Ya véis… literatura gratis, que puedes leer en cualquier sitio, que te acompaña en cualquier momento y enriquece el alma.

El último de sus posts es absotutamente delicioso. Para todos los que, alguna vez, nos hemos sentido así: Yo también puedo escribir una jodida historia de amor.

Un logo y el punto de vista de un niño de 6 años

Hace algunos días una buena amiga me explicó, divertida, el comentario de su hijo de 6 años sobre el logotipo de la Fundación Once impreso en uno de los kioscos de venta de cupones.

– mamá…¿por qué dibujan un señor haciendo pis? – le preguntó inocente mientras trataba de entender qué tenía que ver una acción fisiológica con un sorteo.

Entonces, caí en la cuenta de que tenía razón. A menudo, tenemos interiorizados algunos símbolos de marcas archiconocidas que han formado parte de nuestra vida y somos incapaces de verlos de una forma imparcial.

Imaginé los departamentos de diseño de grandes multinacionales de la publicidad analizando pantones, trazos, simbología y color reunidos en debates eternos antes de lanzar un logotipo al mercado, y lo contrasté con la simplicidad de los ojos de un niño. Por lo visto, no soy la única que ha hecho esta reflexión… hoy he encontrado un curioso video, donde un creativo de la agencia estadounidense Ladd-design experimentó más o menos lo mismo con su hija de 5 años.

Aquí os dejo el video:

Una pausa al mediodía

Todos tenemos un lugar que nos da buenas vibraciones …el mío se llama Keik Café.

El restaurante, regentado por tres hermanos colombianos, está situado en los alrededores de la oficina y siempre que lo he visitado, no solamente tomo una excelente comida sino que, además, comparto gratos momentos con mis acompañantes.

Lo descubrí hace ya algunos años pero ultimamente lo visito con más frecuencia. Su especialidad son las deliciosas ensaladas con ingredientes frescos y una muy buena presentación. En el menú de mediodía, suelen ofrecer las exquisitas empanadas argentinas (que son mi perdición) y una gran variedad de postres y pasteles elaborados por ellos mismos.

Un plus: la extensa carta de tés e infusiones para los adictos como yo.

Os recomiendo Keik Café para una agradable pausa diurna o para una cena ligera y sin prisas.

Vender un microondas 20 años después de ser novedad

Veréis… nuestra profesión nos obliga a representar la marca o producto de nuestro cliente y hacer que sea lo suficientemente interesante para los medios de comunicación. A veces, esto resulta muy complicado si el mensaje o la idea es confusa y dificil de explicar o si, simplemente, el cliente no ofrece nada nuevo o destacable al mercado al que se dirige.

Esto le pasó a la agencia de publicidad SAATCHI & SAATCHI cuando un cliente le encargó una campaña para vender microondas. Ya me imagino a los creativos mordiéndose las uñas para conseguir “vender” un microondas. ¿Un microondas? eso era novedad en los 80, ¡maldita sea!

Lejos de rendirse, idearon esta campaña…una lección que nos apuntamos para encontrar siempre un valor diferencial para nuestros clientes.

Una obra excelente, y sin embargo…una pena

He tenido la oportunidad, esta semana, de acudir a ver El Cascanueces al teatro Coliseum de Barcelona. No soy una gran entendida en ballet clásico, pero me gusta desde que tengo uso de razón, así que si se me presenta la ocasión, no dudo en ir a verlo.

En esta ocasión, la compañía era el Ballet Estatal Ruso de Rostov. La interpretación artística era excelente, la coreografía, a la altura, la puesta en escena, increíble, la calidad del espectáculo, muy buena, y por supuesto la música de Tchaikovsky e Ivanov, impresionante. Teniendo en cuenta mi limitado conocimiento del mundo del ballet, pude apreciar y disfrutar de la precisión de los saltos, de la ligereza de cada uno de los movimientos, y de la gran interpretación de los protagonistas.

Sin embargo, lo más destacado fue la extrema delgadez de las bailarinas. A excepción de dos de ellas, era difícil entender cómo los cuerpos de esas bailarinas podían moverse, y además, con gracia y ligereza. Su aspecto no era saludable, eso desde luego, porque se podían apreciar todos y cada uno de los huesos de brazos, cuello, hombros, espalda y pecho. Si a eso le sumamos el maquillaje con tonos blanquecinos, al estilo de una geisha japonesa, la imagen era espectral.

Ni siquiera los vestidos podían disimular tanta falta de curvas. Entiendo que las bailarinas sean altas y delgadas, incluso muy delgadas, pero lo que presencié no era en absoluto bonito. Y fue una pena, porque todos los comentarios que escuché – y los míos propios – tanto en el entreacto como a la finalización del espectáculo, giraban en torno a la extrema delgadez de las bailarinas, en lugar de aplaudir la fabulosa interpretación de la obra. Una pena…

Posturas imposibles

Soy una lectora asídua de las revistas de moda y estoy bastante familiarizada con las fotografías que ilustran un vestido de alta costura, un bolso o una joya.

Grandes marcas de moda contratan a todo un arsenal de fotógrafos, maquilladores, peluqueros y estilistas para conseguir resultados como éstos:

Son tan usuales las posturas imposibles, que casi ni me había dado cuenta de lo rídiculas que pueden llegar a ser si las extrapolamos a la vida real hasta que, Yolanda Dominguez, una artista multidisciplinar que reflexiona sobre el mundo femenino y la situación actual de la mujer, realizó una performance en pleno centro de Madrid donde “mujeres reales” (actrices) imitaban las poses de las revistas de moda.

Divertido y para reflexionar acerca del mundo en el que vivimos. No tiene desperdicio.

Manos heladas + sonrisa sin dientes = Alma partida

Recuerdo un día del primer curso de mi hijo. Tenía apenas 3 años era invierno y le había prometido que iría a recogerle a la salida del colegio (algo inusual debido a mi horario laboral).
Apagué el ordenador del trabajo y salí corriendo con los tacones para alcanzar el autobús que me llevó hasta la escuela. Eran apenas las seis de la tarde pero el cielo estaba oscuro y hacía frío. ¡Maldita sea! llegaba tarde.
Al fin llegué…estresada, acalorada y cansada y lo vi sentado en una escalera esperando solitario, con el gorro y la bufanda de diseño que le había comprado algunas semanas atrás.
Apenas le vi salieron por mi boca una retahíla histérica de frases de disculpa acerca del tránsito, de llamadas de última hora y de mails urgentes. Estoy segura que no entendió nada. Sólo se limitó a sonreírme y me dijo: -¡No te preocupes, no pasa nada!
Hoy, al leer en la prensa un artículo que dice que los españoles salimos del trabajo 2 horas más tarde que la media europea, me he acordado de este episodio (han pasado 4 años desde entonces) y del sentimiento de culpabilidad que me inundó el alma.
El recuerdo de ese día concreto, junto a otros muchos motivos, me obligaron años después a cambiar mis prioridades y a fundar una compañía que hiciese un poco más compatible la vida profesional y la vida familiar.
Nos queda un largo, larguísimo camino para encontrar el equilibrio entre la realización profesional y la vida personal pero las nuevas tecnologías y el cambio de mentalidades pueden ayudarnos a conseguirlo.
dosymedia, apuesta por ello…

Si Einstein levantara la cabeza…

Anteayer apareció en los medios una noticia que cuestionaba la teoría de la relatividad de Einstein. Aunque puse todo mi empeño y concentración en la lectura, mis conocimientos básicos en física solo me permitían entender el concepto genérico: un equipo de científicos realizaron varias pruebas para comprobar con asombro que los neutrinos viajan un 0,0025% más rápido que la luz y esto (que a mi modo de ver parece una nimiedad) echaba por tierra los pilares de la física moderna.

Lo que más me sorprende de todo esto es la humildad de los científicos, quiénes, lejos de ofrecer una rueda de prensa para pavonearse de la enorme trascendencia de su descubrimiento, la plantearon como algo así:

“Señores, hemos descubierto algo que dinamita la teoría de Einstein y toda la física del último siglo. Estamos alarmados y trastornados pero no encontramos ningún fallo en todas las pruebas que hemos realizado una y otra vez. Pedimos ayuda a la comunidad científica para que nos echen un cable para descubrir dónde está la trampa”.

Me cuestioné, entonces, trasladar el espíritu científico a otro ámbito y no atiné en imaginar a un político en el congreso (pongamos por caso) pidiendo ayuda para resolver el enorme despropósito del sistema financiero actual a economistas de otros partidos políticos o a reputados financieros de grandes entidades privadas.

Son indiscutibles los enormes y rápidos avances en biomedicina, ingeniería y telecomunicaciones y me pregunto si el secreto no está en la enorme red de trabajo en equipo que han sabido crear los científicos y en su espíritu apasionado y paciente por dedicar su vida al replanteamiento continuo de sus dogmas.

Es, obviamente, una quimera inalcanzable pero ¿Cómo sería el mundo si no hubiesen intereses políticos y económicos y las mentes más brillantes trabajasen en equipo para mejorar el mundo?

Entonces… me acordé de Juno

Ayer tuve la suerte de asistir, como responsable de comunicación de IDtrack, a un Focus Group. Estuvimos cerca de 3 horas reunidos con directores de Logística y Supply Chain de grandes corporaciones del sector alimentario que debatían acerca de las garantías de trazabilidad que las marcas ofrecen al consumidor.

Sentado a mi lado, estaba el representante de Sunny Delight. Un tipo simpático con el que estuvimos hablando divertidos mientras esperábamos el comienzo de la sesión. Cuando se presentó, le di la mano y le saludé y… entonces, me acordé de la película JUNO. Tal vez porque era una conversación distendida le comenté que no era consumidora de su producto pero que, cada vez que veía “su zumo” en los lineales, me acordaba de la melodía y la escena de comienzo de la película ganadora de un Oscar en 2007.

Si tuviera que dar un ejemplo sobre product placement (ubicación de producto), ese sería un buen modelo por lo “encajado” que estaba el producto en el guión y por la repercusión que tuvo la película a nivel mundial. Os invito a ver la escena inicial con la banda sonora original.

Cuál fue mi sorpresa cuando mi interlocutor me dijo que Sunny Delight no esponzorizó el film. Los guionistas lo eligieron libremente y la marca no pagó por aparecer. Juno recuperó su presupuesto inicial de 6,5 millones de dólares en veinte días convirtiéndose en la película que ha recaudado más dinero en la historia de la distribuidora Fox Searchlight Pictures.

Y acabo con un fragmento del guión:

– “¿Cómo has producido suficiente pipí para tres pruebas de embarazo? ¡Es alucinante!”

– “Bebí así como tres toneladas de sunny delight (…) te estoy diciendo que estoy embarazada y tú, alucinadamente, como si nada”.