¿Por qué hacemos esto? Porque algo habrá que hacer
Ayer, caminando por la calle en un día de viento, me percaté de que las calles estaban llenas de lucecitas y que en las tiendas suenan villancicos sin cesar (¿es solamente a mi o a los demás también les acaban perforando el cerebro?). Cuando llegué a la oficina, la bandeja de entrada de mi e-mail estaba repleta de Christmas navideños y cuando, por la noche, me senté delante del televisor, me inundó una oleada de anuncios de perfumes y bombones.
No hay duda…es Navidad.
– Oye…,le digo a mi pareja, que estaba relajado en el sofá tragando publicidad navideña intravenosa, y tu ¿qué piensas de la Navidad?
– ¿Qué quieres decir con qué que pienso de la Navidad?
– Es que…conforme pasan los años…no creo en la sopa navideña, ni en las comidas de Navidad con tipos con los que jamás tomarías un café. No creo en el buen rollo impuesto por las fechas y no creo, tampoco, que la gente se sienta más feliz durante esta época del año. Será que soy una rebelde sin causa (como James Dean) y que no tolero demasiado bien las imposiciones…
Una mirada enigmática me escrutaba, como preguntándose a dónde quería ir a parar con este discurso (según él) del todo etéreo. Como la mayoría de las veces, no llegué a ninguna conclusión. Seguramente, porque a esas horas mis neuronas imploran horas de sueño.
Esta mañana, en cambio, me he topado con un video en la red que me ha hecho cambiar de opinión. El buen rollo es contagioso y, quizás sea verdad que ésta sea una buena época para reflexionar sobre la vida, hacer balance, dar ejemplo y reconciliarse con uno mismo. Así que, celebremos la Navidad, porque cómo dijo James Dean ” -porque algo habrá que hacer”.