¿Es el destino o puramente azar?
Aunque B, R y M son tres mujeres de treinta y tantos con vidas muy diferente e historias personales de distinta índole, todas ellas son grandes profesionales, independientes y con muchos puntos en común.
Hace unos días compartía con ellas (mis amigas) una conversación trascendental acerca el destino y el azar, seguramente propiciada por las copas de vino y las tapas que nos acompañaban en ese momento.
Cada una de ellas narraba algún capítulo de su vida y cómo el destino había intervenido en las situaciones para bien o para mal. En cualquier caso, defendían una especie de “futuro escrito” imposible de cambiar que yo no compartía.
Esta mañana, me acordé de esta conversación al leer en la prensa un artículo sobre el discurso que Michael Lewis hizo en Princeton. El periodista financiero y escritor de “Boomerang: Viajes al nuevo tercer mundo europeo” decía que “A la gente no le gusta que su éxito personal sea explicado por el papel que la suerte ha jugado en sus vidas. Sobre todo, a aquellos que han llegado más lejos. Quieren pensar que su triunfo era inevitable. No están dispuestos a admitir el papel que ha jugado el azar”.
Lewis explicó a los estudiantes que, el hecho de estar en Princeton, era fruto de una situación de carácter arbitrario. “Tenéis suerte de tener los padres que tenéis, de haber nacido en este país, de estar en un lugar como Princeton donde podéis conocer a otra gente afortunada y por ello poder ser aún más afortunados ” concluyó.
No dudo que el discurso fue brillante e incluso admito que tiene algo de razón. Aún así creo que, si bien es cierto que hay circumstancias fortuitas que te cambian la vida, o personas que nacen en entornos privilegiados, el destino está en la fuerza y talento de cada uno para redirigir el rumbo.
Mis tres amigas son, sin duda, un claro ejemplo de superación personal y fortaleza para superar tragos amargos, caer y volverse a levantar.