Si Einstein levantara la cabeza…

Anteayer apareció en los medios una noticia que cuestionaba la teoría de la relatividad de Einstein. Aunque puse todo mi empeño y concentración en la lectura, mis conocimientos básicos en física solo me permitían entender el concepto genérico: un equipo de científicos realizaron varias pruebas para comprobar con asombro que los neutrinos viajan un 0,0025% más rápido que la luz y esto (que a mi modo de ver parece una nimiedad) echaba por tierra los pilares de la física moderna.

Lo que más me sorprende de todo esto es la humildad de los científicos, quiénes, lejos de ofrecer una rueda de prensa para pavonearse de la enorme trascendencia de su descubrimiento, la plantearon como algo así:

“Señores, hemos descubierto algo que dinamita la teoría de Einstein y toda la física del último siglo. Estamos alarmados y trastornados pero no encontramos ningún fallo en todas las pruebas que hemos realizado una y otra vez. Pedimos ayuda a la comunidad científica para que nos echen un cable para descubrir dónde está la trampa”.

Me cuestioné, entonces, trasladar el espíritu científico a otro ámbito y no atiné en imaginar a un político en el congreso (pongamos por caso) pidiendo ayuda para resolver el enorme despropósito del sistema financiero actual a economistas de otros partidos políticos o a reputados financieros de grandes entidades privadas.

Son indiscutibles los enormes y rápidos avances en biomedicina, ingeniería y telecomunicaciones y me pregunto si el secreto no está en la enorme red de trabajo en equipo que han sabido crear los científicos y en su espíritu apasionado y paciente por dedicar su vida al replanteamiento continuo de sus dogmas.

Es, obviamente, una quimera inalcanzable pero ¿Cómo sería el mundo si no hubiesen intereses políticos y económicos y las mentes más brillantes trabajasen en equipo para mejorar el mundo?

Entonces… me acordé de Juno

Ayer tuve la suerte de asistir, como responsable de comunicación de IDtrack, a un Focus Group. Estuvimos cerca de 3 horas reunidos con directores de Logística y Supply Chain de grandes corporaciones del sector alimentario que debatían acerca de las garantías de trazabilidad que las marcas ofrecen al consumidor.

Sentado a mi lado, estaba el representante de Sunny Delight. Un tipo simpático con el que estuvimos hablando divertidos mientras esperábamos el comienzo de la sesión. Cuando se presentó, le di la mano y le saludé y… entonces, me acordé de la película JUNO. Tal vez porque era una conversación distendida le comenté que no era consumidora de su producto pero que, cada vez que veía “su zumo” en los lineales, me acordaba de la melodía y la escena de comienzo de la película ganadora de un Oscar en 2007.

Si tuviera que dar un ejemplo sobre product placement (ubicación de producto), ese sería un buen modelo por lo “encajado” que estaba el producto en el guión y por la repercusión que tuvo la película a nivel mundial. Os invito a ver la escena inicial con la banda sonora original.

Cuál fue mi sorpresa cuando mi interlocutor me dijo que Sunny Delight no esponzorizó el film. Los guionistas lo eligieron libremente y la marca no pagó por aparecer. Juno recuperó su presupuesto inicial de 6,5 millones de dólares en veinte días convirtiéndose en la película que ha recaudado más dinero en la historia de la distribuidora Fox Searchlight Pictures.

Y acabo con un fragmento del guión:

– “¿Cómo has producido suficiente pipí para tres pruebas de embarazo? ¡Es alucinante!”

– “Bebí así como tres toneladas de sunny delight (…) te estoy diciendo que estoy embarazada y tú, alucinadamente, como si nada”.